Las redes y la televisión cada vez hablan más sobre como funciona el cerebro, y principalmente de una estructura muy pequeña que es de vital importancia en la supervivencia del ser humano, AMÍGDALA.
Aún me sorprende que algo tan diminuto pueda tener en muchas ocasiones al cerebro y a la persona secuestrada, sin poder gestionar su vida.
La amígdala tiene como función principal integrar las emociones con los patrones de respuesta correspondiente, provocando una respuesta a nivel fisiológico o la preparación de una respuesta conductual. La amígdala reconoce la emoción y traslada la informacion a la corteza cerebral que la convierte en un sentimiento consciente y le otorga la valoracion del significado emocional de la experiencia vivida.
Si es cierto que tenemos el cerebro más evolucionado de las especies, pero nuestro cerebro almacena 60 millones de años de evolución, somos peces, reptiles, monos, mamíferos antes que hombres. Y esa, es la progresión de nuestro cerebro desde que se inicia su formación en la tercera semana de gestación hasta que se ve completado a los 25 años.
La amígdala se encarga de la supervivencia, y como estructura del sistema límbico, cerebro mamífero, está pendiente de los peligros, amenazas potenciales para la persona.
LA EMOCIÓN DEL CEREBRO ES EL MIEDO Y RESPONDE CON ATAQUE, HUIDA O BLOQUEO.
¿Cuál ha sido la emoción dominante en el mundo en los dos años anteriores? MIEDO, nos hemos sentido amenazados durante meses y nuestro cerebro de forma automática y dependiendo de su desarrollo, ha activado el estado de alerta. Y la estructura cerebral que le dice a la amígdala tranquila que ya no hay peligro es la corteza cerebral, pero resulta que los niños y adolescentes aún no han desarrollado esta estructura. Y cuantos adultos no están pudiendo apagar la amígdala.
Si como adultos queréis escuchar y leer sobre la amígdala os recomiendo al doctor Mario Alonso Puig, al que estoy agradecida porque con sus libros y sus videos he aprendido tanto y me ha acompañado en muchos momentos difíciles de mi vida.
El desarrollo cerebral normal requiere de movimiento, de estímulos sensoriales, de la interacción con iguales, y que han vivido bebés, niños y adolescentes en los dos años anteriores, entendiendo que un mes o estos dos años en el desarrollo cerebral de bebés, niños y adolescentes es fundamental, nuestro cerebro ya estaba maduro, insisto su cerebro estaba en desarrollo, conectándose en una situación que iba en contra.
Puede que quien me lea se pregunte: ¿cómo puedo saber si mi hijo o adolescente tiene activa la amígdala, siente miedo su cerebro y activa el estado de alerta?, observando las conductas que presenta. Recordemos ataque-huida-bloqueo. Os enumero algunas conductas:
- retraso en el desarrollo del lenguaje.
- niños con conductas de aislamiento social, juegan solos.
- problemas del sueño.
- alteraciones con la alimentación.
- tics, estereotipias.
- autolesiones.
- problemas de conducta, desobediencia, agresividad.
- ansiedad.
- miedos.
- problemas de atención, aprendizaje.
- movilidad excesiva.
- no escuchan.
- no pueden expresar que les pasa.
Ahora os pido que no sigáis leyendo y durante un par de minutos penséis como podemos relajar a la amígdala, disminuir el miedo en el cerebro, para que estas conductas disminuyan.
Espero que todos hayáis pensado que debemos disminuir o eliminar aquello que nos ha provocada que la amigdala se dispare, o sino es posible introducir rutinas en nuestra vida y en la de nuestros hijos que aumenten los tiempos de calma, conexión con el cuerpo, comunicación, es decir, PARAR, porque debemos dar prioridad a nuestra salud, nuestra actividad laboral, académica, relaciones, desarrollo no son los correctos, entonces, dediquemos tiempo a parar, reorganizar y volveremos a ser quienes controlemos nuestra vida, desarrollo.
Aquí algunos consejos:
- Identificar lo mejor posible el problema. La intuición es una función del cerebro, desarrollarla.
- Determinar como vuestro hijo o hija manifiesta el problema, conductas. Hay muchos mótivos para que una amigdala se dispare, pero si os PARAIS a pensar y observar, si os preguntáis y hacéis una escucha sin juicio vuestro hijo puede llegar a contaros lo que le pasa.
- Aumentar las actividades que le gustan, el parque, el juego libre que tanto se olvida durante la meses escolares. Los adolescentes tienen que tener vida social es una etapa donde los iguales marcan su desarrollo. Padres toca pensar que quieren ellos, no lo que nosotros creemos que es mejor para ellos, porque cuando estén bien podrán estudiar, comportarse. El cerebro tiene la costumbre de recordar de forma más fácil las experiencias negativas, por tanto, por cada experiencia negativa toca tener dos positivas.
- El movimiento es una de las actividades que más relajan a la amígdala, pero, pero con eso no digo que el niño o adolescente tenga que estar dos horas todas las tardes activo. Y preguntaros si vuestros hijos disfrutan en las actividades extraescolares que tienen, o les son activadoras de la amígdala porque no se sienten parte del grupo, no lo hacen como los demás o como ocurre muchas veces que el movimiento puede que no suponga una actividad placentera para el cerebro. PARAR, OBSERVAR Y PREGUNTAR A VUESTROS HIJOS.
- Fundamental la comunicación emocional con vuestros hijos, muchos no saben que les pasa y es necesario que como padres pongáis palabra a aquello que creéis que les pasa, sin juicio, solo narrativa, se acierte o no lo que importa es ir creando ese espacio de comunicación sin juicio. Recomendación, no comencéis la conversacion con una pregunta directa, sino que tras observar un rato su conducta le decimos, «siento, veo que algo te ha pasado porque estás muy …», le dejas caer lo que crees, callas y esperas la respuesta. Otra recomendación no lo hagais mirándolos a los ojos, ni le digáis «cuando te hablé mírame», porque os recuerdo somos un poco animales y mirar a los ojos es un signo de ataque, cuantas personas, niños, adolescentes no pueden mirar a los ojos y no son maleducados, sino que tienen miedo. Podéis sustituir el diván por el coche, cuantas cosas cuentan cuando conducimos y no podemos mirarles.
- Las emociones se liberan mucho en actividades creativas, dibujar, escribir, componer música y creando letras de canciones. Se que muchas veces no nos gusta la música que escuchan, pero estar atentos a la canción que pone una y otra vez y que dice esa letra. Y recordar toca aprender a compartir lo que les gusta aunque a ti nada de nada, porque puede darte pistas de que les pasa, esto para papis de adolescentes, yo recuerdo como se enfadaba mi padre con mi obsesión con Spandau Ballet. Con los pequeños pedirles que os dibujen como se sienten, algo que hayan hecho ese día, no hacer juicio, es lo que ha vivido, siente y le debemos mucho respeto por contarnos lo que tiene en su interior, preguntaros si vosotros expresáis.
- Y si tu papa o mamá tienes disparada tu amígdala te toca hacer lo mismo, porque tu hijo está sincronizado contigo y lo que tú sientes puede el también sentirlo.
Comenzaba este texto con Santiago Ramón y Cajal, si nos lo PROPONEMOS, con determinación, podemos moldear, cambiar esa amígdala, sabiendo que la clave es el tiempo, no el esfuerzo. Hace poco le dije a un adolescente, tengo la confianza, la ilusión y la seguridad de que es posible, lo he experimentado en mí y lo veo en consulta, cuando empiezan el camino no lo creen, toca acompañarlos hasta que lo logren.